viernes, 16 de diciembre de 2016

Larcomar


Larcomar está vacío. El centro turístico y comercial de Lima que, según la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), recibe medio millón de visitantes al mes, ahora está cerrado. Sus tiendas de precios altos y su glamour de centro comercial exclusivo con una espectacular vista al mar y personal de seguridad en cada una de sus entradas permanece a oscuras, cada noche, desde el 16 de noviembre, cuando un incendio en los cines UVK, ubicados en el sótano, develó una verdad: el ícono de la Lima moderna no era seguro.

Cuatro personas murieron en el incendio. Joel Mario Condori Rejas, Soledad Moreima Oliveros Trujillo, Sonia Graciela Repetto Chamochumbi y Ana Betsabé Torres Cochachín fallecieron en el lugar donde trabajaban, un espacio que tenía que ser excesivamente seguro para recibir, cada día, a cientos de personas que asisten a ver una película. Pero no lo era.

Después de la tragedia, nadie quiso asumir su responsabilidad. Pasaron varios días en los que todos los comprometidos en el correcto funcionamiento del local trataron de echarse la culpa mutuamente. La Municipalidad de Miraflores, UVK Multicines y Parque Arauco (actual propietaria de Larcomar) exhibieron excusas diversas para no asumir lo ocurrido en los cines que se llevó cuatro vidas.

Un mes después, nadie parece acordarse de lo sucedido. El siniestro sigue en investigación y, por tanto, no se han determinado culpas ni sanciones. Mientras tanto, al interior de Larcomar, obreros pintan paredes, limpian letreros y arreglan señales, anunciando así que en pocos días se abrirán nuevamente las puertas.

Solo las cintas de seguridad que rodean el centro comercial dan cuenta de que algo pasó y que por ello es imposible ingresar. Quienes llegan hasta Larcomar se quedan dando vueltas en los alrededores, se toman fotos, caminan, juegan, descansan en los jardines cercanos. Hay quienes preguntan, otros, apenas saben qué sucedió hace un mes.

Algunos se acercan lo máximo posible para mirar dentro y descubren tiendas y restaurantes solitarios, silenciosos, expuestos al atardecer sin el bullicio habitual al que estaban acostumbrados.

Larcomar abrirá sus puertas en pocos días, antes de Navidad ha dicho el alcalde de Miraflores, Jorge Muñoz. Cuando esto ocurra, el incendio empezará a olvidarse, la investigación seguirá alargándose, quizá sin fecha ni resultados definitivos, como ha ocurrido en otras oportunidades, y las responsabilidades podrían perderse en el tiempo. Y así, quizá, el incendio marcado por la negligencia de empresarios y autoridades pasará al olvido.

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https://proximaestacion.wordpress.com/2016/12/17/larcomar/

sábado, 14 de junio de 2014

Camino a Bagua

Tuvimos que sortear a las barras bravas de Alianza y de Universitario para tomar el bus hacia la Amazonía. Así empezó mi viaje después de siete años de haber llegado por primera vez a Río Santiago, el hogar de los awajún y los wampis.

Dieciocho horas me esperaban en el bus que la tarde del domingo dejó las inmediaciones del Estadio Nacional, en Lima, en medio de policías a caballo y gente corriendo por la avenida Paseo de la República para huir de los grupos de barristas que no habían entrado al estadio a ver el clásico del fútbol peruano.

Cinco horas después de la partida, ya fuera de Lima, a las 9 de la noche, me pongo a escribir sobre este viaje que al fin encontró un tiempo para cumplirse. Llevo para eso una pequeña lista de contactos de personas que desde hace días me está ayudando a organizar mi recorrido por la selva, desde Bagua hasta Río Santiago. Llevo también los equipos que siempre me acompañan. Y sobre todo, llevo las ganas de encontrar las historias que quieran ser contadas.

Viajo, como no podía ser de otra forma, como periodista. Esta vez llevo comisión propia, pensada en solitario, pero organizada con la ayuda de varias personas, como siempre sucede cuando se trazan rutas para conocer historias.

Mis planes de regresar empezaron hace siete años, después de pasar varios días recorriendo las comunidades de Río Santiago entre el asombro y la indignación por encontrar un Perú que prácticamente no existía para los gobiernos, ni para los peruanos que vivimos en las ciudades.

Un Perú donde una hoja de papel bond podía hacer la diferencia en el salón de clase del profesor Bensús Kajekui, de la comunidad San Rafael. Un Perú que mostraba rostros valientes de quienes habían vivido la guerra en la frontera, y aún estaban entusiasmados por construir un país mejor. Un Perú donde el defensor comunitario Marcial López Saravia, que también se encargaba del registro civil, contaba con sabiduría cómo se las ingeniaba para costear su traslado a las comunidades en busca de los niños y adultos que, de no ser por él, no estarían inscritos como peruanos.

En ese momento, la Curva del Diablo no era el lugar de referencia de una masacre absurda y no existía la palabra Baguazo para referirnos a lo que pasó el 5 de junio de 2009 en la Amazonía peruana.

Ahora, mientras voy en este bus me pregunto cómo encontraré a Bagua y a Río Santiago después de siete años de mi primera visita. ¿Encontraré a quienes conocí en las comunidades, en Galilea, en Soledad? ¿Encontraré al profesor Bensús Kajekui con sus alumnos escribiendo en awajún en sus pizarras con tiza? ¿Encontraré a Marino entusiasmado con su proyecto de radio? ¿Encontraré al señor Marcial con su antigua máquina de escribir? ¿Encontraré a la profesora María cantando con sus pequeños del nido?

Y sobre todo me pregunto cómo encontraré el hogar de los awajún y los wampis, después de cinco años de aquel enfrentamiento que lo puso en los ojos del mundo.

lunes, 26 de mayo de 2014

Bagua, empezó el juicio

Al otro lado del teléfono, Roberto Guevara me comenta cómo fue el primer día del juicio oral por el caso de "La Curva del Diablo", en Bagua. Han pasado casi cinco años desde aquella madrugada de violencia que dejó 33 personas muertas y un desaparecido, durante un absurdo enfrentamiento que pudo evitarse.

Ahora, el jefe de la Oficina de la Defensoría del Pueblo de Amazonas me pone al tanto de lo ocurrido durante la primera sesión del juicio en el que se intentará descifrar responsabilidades sobre lo ocurrido el 5 de junio de 2009.

Me cuenta cómo reaccionaron los asistentes a la sesión cuando se desestimó citar al ex presidente Alan García, Mercedes Cabanillas y Yehude Simon como testigos en el juicio. "Hubo murmullos. No se podía decir más porque el juez hubiera pedido desalojar la sala". Y con esta decisión los principales responsables políticos de la matanza de Bagua han quedado fuera del juicio. Ni siquiera asistirán como testigos, aunque en realidad deberían estar, en algún momento, en el banquillo de los acusados.

Tampoco declarará el general José Sánchez Farfán, quien fuera en esa época el Jefe de la Policía Nacional. Quienes sí asistirán son Luis Muguruza, quien ocupaba la Dirección de Operacines Especiales y Javie Uribe Altamiranos, a cargo de la Dirección Territorial Policial en San Martín y Bagua, en ese entonces.

El 26 de mayo será la segunda audiencia. Se ha asegurado la presencia de traductores en Awajún, Wampi y Shawi, como lo había solicitado la defensa, pedido que también ha sido respaldado por la Defensoría del Pueblo a través de la carta que enviara el Defensor del Pueblo, Eduardo Vega Luna, a Luz Carolina Vigil Curo, Presidenta de la Corte Superior de Amazonas, el 14 de abril pasado.

En el documento se pedía que se "garantice el desarrollo adecuado del proceso penal con sesiones diarias, para que el proceso culmine en un plazo razonable, por la gran cantidad de procesados", así como "la presencia de intérpretes que permitan un nivel adecuado de comprensión y comunicación para aquellas personas cuyo idioma materno no sea el castellano".

Pero las sesiones diarias serán imposibles, me comenta Guevara, ya que la única sala para audiencias del Poder Judicial de Bagua que, además, tiene que atender 2000 juicios más aparte del referido al Baguazo. "Por eso no puede ser exclusiva para ese proceso", me comenta.

Para este lunes 26, nuevamente tendrán que asistir los 53 procesados. Tres de ellos, Feliciano Cahuasa Rolin, Asterio Pujupan y Danny López Shawit, permanecen con arresto domiciliario, y otros, como Merino Trigoso Pinedo, quien reapareció para el primer día de juicio, bajo una orden de comparecencia restringida, luego de que se eliminara la orden de detención.

Así, el primer día del juicio por los hechos ocurridos en la Curva del Diablo el 5 de junio de 2009 npo hizo más que confirmar que la justicia peruana no es igual pára todos. Los responsables políticos, es decir, García, Cabanillas y Simon, no estarán frente a los jueces para responder por la muerte de 33 personas y un desaparecido. Aún cuando el ex presidente con sus artículos del "Perro del Hortelano" y los decretos supremos aprobados por el Ejecutivo, que luego se derogaron, fueron, en su momento, el origen de lo que ahora recordamos como el Baguazo.

lunes, 14 de abril de 2014

#SalvemosParacas

El Candelabro, en las dunas de Paracas

He viajado muchas veces a Paracas. Durante muchos años ha sido mi lugar preferido de fin de semana. De esos fines de semana en lo que tomaba un bus y terminaba un par de días en la Reserva Nacional de Paracas.
Un refugio para mis trajinados días de reportera. Un refugio para mis días en una Lima agotadora. Un refugio, simplemente, para estar cerca al mar.

Y en todos estos años he visto los cambios que se han dado en Paracas desde 1990, cuando por primera vez llegué a la reserva. En ese entonces, se podía ver toda la bahía desde la carretera, y era espectacular. No existían todas esas construcciones que ahora hay en El Chaco, tan solo el embarcadero de donde partían las lanchas para llegar a las Islas Ballestas, y un par de restaurantes frente al mar.

Quedé maravillada. Aunque el tiempo de ese día de mayo no me alcanzó para recorrer la reserva, lo que había visto desde lo alto de la carretera y el recorrido por las islas Ballestas me dejaron esas ganas de querer quedarme ahí. Pero no volví pronto. Pasaron algunos años antes de regresar y convertirme en una asidua visitante.

En mi siguiente visita, la invasión de El Chaco ya se había consumado. La vista panorámica de la bahía desde la carretera había desaparecido y en su lugar se veían casitas a medio construir, todas con paredes blancas y con pintas que decían: Alberto Tataje alcalde.

Era vox populi que la invasión había sido alentada y refrendada por el entonces alcalde de Paracas, Alberto Honorato Tataje Muñoz, quien ahora, hace menos de un mes, en marzo de 2014, ha sido capturado por la División Policial de Pisco, en respuesta a una sentencia por peculado emitida en enero de este año.

Pero regresando a mi segunda visita en los años 90, ese día sentí tristeza por lo que le estaba pasando a Paracas. En ningún otro lugar se hacía tan evidente que construir era en realidad lo mismo que destruir. El Chaco, el ingreso a la reserva, se estaba convirtiendo en un pueblo desorganizado, lleno de edificaciones desordenadas.

Pasando la barrera de la zona reservada las cosas no eran mejores. Cada centímetro frente al mar estaba siendo lotizado a precios exorbitantes, y no solo eso, sino que se convertían en espacios privados que se extendían a lo largo de la Península de Paracas.


La Catedral en la Reserva Natural de Paracas, antes de que 
el terremoto de 2007 transformara esta formación rocosa.

Esa vez, recorrí la Reserva Nacional de Paracas, visité las playas La Mina y Lagunillas y los arenales de la zona reservada, vi la formación rocosa llamada La Catedral y me quedé maravillada, aún más.

En la siguiente visita, un par de años después, conocí a Rosa, dueña del Alizal, un restaurante al que he regresado una y otra vez no solo para comer ese arroz con mariscos, sino también para tener largas conversaciones con una taza de café. Fue Rosa quien en el 2007, luego del terremoto del 15 de agosto, me contó cómo pasaron la noche en las dunas de Paracas, cómo escaparon a la furia del mar que arrasó con el malecón y con todo lo que había frente al mar, fue ella quien me relató la angustia para escapar del tsunami en medio de la oscuridad de la noche y cómo el agua del mar les llegaba hasta las rodillas mientras caminaban para subir a los cerros.

En esa década, entre el 200o y el 2010 he ido tantas veces, no recuerdo cuántas. Fue el tiempo en que Paracas se convirtió en mi refugio, en mi zona de descanso y de fin de semana, al punto que me convertí en casi una vecina del lugar. Y luego del terremoto volví una y otra vez para reportear, para ver cómo se iba recuperando de los destrozos que le dejaron los 7.9 grados en la escala de Richter.


Letreros como este se ven a lo largo de la península de Paracas.

Hace un año volví a Paracas. Más casas y hoteles se levantaban en los pocos kilómetros que no son parte de la reserva natural. Todo está lotizado, casi no hay espacio libre para poder ver el mar.

Caminé por horas bordeando la península junto a inmuebles blancos que parecían sacados de magazines de construcción y me topé con más de un letrero que decía "muelle privado".

Ahora, los tentáculos del boom de la construcción en Perú amenazan con destruir la reserva, pues en la zona de Santo Domingo, dentro de la misma área natural protegida, en un lugar que es zona de descanso para aves migratorias y hábitat de la parihuana, se intenta construir viviendas. Esta parte de la reserva está siendo lotizada por una constructora que valiéndose de argucias legales ha conseguido un permiso municipal para iniciar la destrucción de la Reserva Nacional de Paracas.

El atentado ha sido paralizado, por el momento, pero las maniobras legales que en los últimos años han avalado atrocidades inmobiliarias podrían ganarle la partida al Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) y al Ministerio del Ambiente (Minam).

La lucha está dada en el campo legal y en el campo mediático. Reportajes de televisión y redes sociales están alertando sobre este atentado que se pretende cometer en nombre de la propiedad privada, le toca al Estado ganar en el Poder Judicial para evitar más destrucción en Paracas.


domingo, 5 de junio de 2011

Dos años después, Bagua sigue esperando

El 5 de junio del 2009 fue un día triste para el Perú. El país amaneció con la noticia de un enfrentamiento entre policías y civiles en la Curva del Diablo, en Bagua, en la región amazónica del país.

El enfrentamiento ponía un sangriento final a 55 días de protesta de las comunidades amazónicas awajún y wampis, quienes exigían la derogatoria de los decretos legislativos 1090 y el 1064 que ponían en riesgo su territorio, y que, además, eran incompatibles con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), mediante el cual el gobierno está comprometido a promover y respetar la consulta previa a los pueblos indígenas sobre el uso de su territorio.

Las horas de angustia para quienes habíamos estado en Bagua y en las comunidades awajun y wampis fueron interminables, pues nadie sabía qué estaba pasando realmente allá. Los canales de televisión y las radios daban distintas cifras de muertos y heridos por el enfrentamiento mientras las redes sociales se llenaban de referencias a lo que estaba ocurriendo en la selva peruana.

Escribí mails a Amaya, cooperante de Unicef; y a Marino, de la etnia wampi quien también trabajaba para Unicef, con la esperanza de recibir noticias de lo que estaba sucediendo. No hubo respuesta en todo el día. Con el paso de las horas, la tristeza se hacía mayor ante la confirmación de que había ocurrido una matanza entre peruanos.

Recién cinco días después recibí la respuesta de Amaya, quien compartía sus temores por lo ocurrido en la Curva del Diablo y por las personas que habían salido de las comunidades hacia Bagua.

"Estamos en Nieva (Santa Marìa de Nieva) a la espera de las personas que están retornando. De estación 6 ya ha llegado gente y parece que han llegado algunas personas que han estado por Bagua y se espera que vayan llegando los que han salido en camiones desde Bagua, que por cuestiones de logística y temores por los militares parece que se han quedado por Imaza. Aquí, la iglesia y una comisión integrada por una autoridad de la municipalidad provincial han organizado la logística del retorno de la gente para brindar garantías a las personas que regresan, pues temían que en el puesto militar de Pinglo pudieran ser detenidos o algo por el estilo.

No sé cómo estará la situación en las comunidades, pero la gente está muy preocupada porque se desconoce el paradero de la mayoría de los que han estado en Bagua y, bueno, se tejen un montón de suposiciones y temores.

Muy preocupante la posición del APRA para que se empiecen a calmar los ánimos... veremos qué ocurre".

Han pasado dos años y ya sabemos lo que ha ocurrido. Los responsables políticos de la muerte de 34 personas no han sido incluidos en los procesos judiciales que se siguen por los sucesos de Bagua. Ni Mercedes Cabanillas, ministra del Interior de esa época; ni Yehude Simon, primer ministro en esa fecha y actual congresista electo, han asumido su responsabilidad.

Tampoco se ha aprobado la Ley de Consulta Previa a los Pueblos Indígenas , una ley que ha ido rebotando del Congreso al Ejecutivo desde mayo del 2010, ya que el presidente Alan García la ha observado, pues asegura que en ningún caso, la norma puede significar el derecho al veto por parte de las comunidades nativas.

“Es decir, cuando se quiera construir una carretera o un gasoducto, si es que los comuneros dicen que no pase, no hay gasoducto, y se quedó sin luz y sin gas Lima, cuando el país es de todos los peruanos”, ha dicho García en algún momento.

Dos años después, las comunidades amazónicas siguen esperando un trato justo y equitativo que respete sus derechos como peruanos. Siguen esperando tener una legislación que los proteja como ciudadanos de este país. Y siguen esperando que se cierren las heridas por tantas muertes.

lunes, 30 de mayo de 2011

Los días negros de la prensa


El miércoles 11 de mayo el periodista César Lévano, director del diario La Primera, recibió una corona funeraria con el mensaje QEPD (que en paz descanse) en la puerta del periódico. El mensaje era claro: querían intimidarlo.

El hecho me produjo pavor. Primero, porque se vino a mi mente el recuerdo del grupo Colina, el equipo paramilitar que operó durante el gobierno de Alberto Fujimori y que tuvo entre sus prácticas de amedrentamiento el envío de arreglos florales funerarios a los opositores del régimen. Y segundo, porque esta práctica confirmaba, una vez más, que el ejercicio del periodismo en Perú está empañado por censuras y amenazas.

Los días negros para la libertad de prensa empezaron el 11 de abril, un día después de la votación de la primera vuelta electoral en los comicios presidenciales peruanos, cuando los medios decidieron tomar partido por uno de los candidatos que este 5 de junio disputan la presidencia.

La mayoría de medios apostó para favorecer a Fujimori, hija del ex mandatario Alberto Fujimori, quien purga 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad. El otro candidato, Ollanta Humala, pasó a ser el blanco de una campaña mediática de destrucción.

Los días que siguieron han sido intensos en todo sentido. Dos periodistas de Canal N, Patricia Montero y José Jara fueron despedidos por negarse a apoyar la candidatura de Keiko Fujimori. En Trujillo el periodista Yuri Castro Sánchez, de radio Diplomat, también fue despedido tras cuestionar el plan de gobierno de Fuerza 2011, partido de la candidata Fujimori. La censura empezó a extenderse a muchas redacciones, programas de televisión y espacios radiales.

Las renuncias no se hicieron esperar. En Huancayo, José Soriano Marín dejó el programa dominical Parada 4, de América TV, luego de que la producción del programa censurara su reportaje sobre el documental La Cantuta, en la Boca del Diablo, porque afectaba la candidatura de Keiko Fujimori. Hace unos días, conversé con una reportera de la filial de América TV en Huancayo y me confirmó la censura del reportaje de Soriano. Es más, me explicó que la censura se debió a las declaraciones que hacía uno de los entrevistados en el reportaje.

En el diario Perú.21 ha habido por lo menos tres renuncias en la sección política. Oscar Miranda, Emilio Camacho y Daniel Yovera se fueron cuando el periódico tomó una línea completamente 'naranja', color que caracteriza al partido Fuerza 2011 de la candidata Fujimori. Lejos quedaron los días en que Perú.21 -diario en el que trabajé hasta hace dos años- se caracterizaba por ser un medio plural, abierto a todas las manifestaciones políticas y que se preocupaba por informar solo con la verdad.

Una ambiente sombrío se ha instalado en los medios. Solo unos pocos han salido librados de la ráfaga de censuras, parcialización y propaganda que ha significado esta segunda vuelta electoral en Perú. La carta de renuncia del escritor peruano Mario Vargas Llosa -el único Premio Nobel de Literatura que tiene el Perú- al diario El Comercio, donde publicaba una columna semanal, describe muy bien lo que está pasando en este grupo mediático, el más grande del país. Y si bien esta carta estuvo dirigida a El Comercio, sus palabras se pueden aplicar a muchos otros medios peruanos.

"Desde que un puñado de accionistas, encabezados por la señora Martha Meier Miró Quesada, tomó el control de ese diario (El Comercio) y del grupo de canales de televisión y periódicos de que es propietario, el periódico se ha convertido en una máquina propagandística de la candidatura de Keiko Fujimori que, en su afán de impedir por todos los medios la victoria de Ollanta Humala, viola a diario las más elementales nociones de la objetividad y de la ética periodísticas: silencia y manipula la información, deforma los hechos, abre sus páginas a las mentiras y calumnias que puedan dañar al adversario a la vez que en todo el grupo de medios se despide o intimida a los periodistas independientes, y se recurre a las insidias y golpes bajos de los peores pasquines que viven del amarillismo y del escándalo. No puedo permitir que mi columna Piedra de toque siga apareciendo en esa caricatura de lo que debe ser un órgano de expresión genuinamente libre, pluralista y democrático", escribió en su carta de renuncia enviada a Francisco Miró Quesada, del diario.

¿Qué está pasando en Perú? ¿Es esto un retorno a la década del 90, cuándo la prensa estaba literalmente comprada? ¿Porqué los periódicos, y los programas periodisticos de radio y de televisión hacen propaganda política en lugar de informar? ¿Porqué no hay reparos en publicar denuncias falsas en estos medios? El periodismo y los periodistas en Perú han perdido respeto por su profesión? ¿O se trata de una decisión netamente económica y, por tanto, prima la libertad de empresa sobre la libertad de prensa?

Me temo que los empresarios mediáticos están muy lejos de entender el significado de hacer buen periodismo. Quizá ninguno ha leído o escuchado a Javier Darío Restrepo -experto en ética periodística de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano- cuando dice que "si un medio de comunicación pone al servicio de una candidatura todas sus páginas se convierte en un boletín de propaganda".

La campaña electoral ya termina, pero el daño que se han hecho los medios a sí mismos quedará en la memoria, como todavía queda en la memoria de muchos peruanos, sobre todo periodistas, los cerros de billetes que entregaba Vladimiro Montesinos -el asesor principal de Alberto Fujimori durante su gobierno- a los dueños de medios para asegurar la línea editorial a favor del régimen. Difícilmente creeremos ahora que no hubo tratos bajo la mesa.

Peor aún, difícilmente volveremos a confiar en esos medios que se esforzaron por empañar la verdad periodística con desinformación, que publicaron denuncias falsas en sus primeras planas, que pusieron todo su empeño por inclinar la balanza hacia el candidato de su preferencia.

La amenaza a César Lévano me llevó a crear una página en Facebook para reclamar por la libertad de prensa. Porque, a diferencia de la década del 90, ahora podemos acudir al Internet, a la Web 2.0, y a las redes sociales para publicar aquello que no tiene espacio en los medios llamados tradicionales, para desmentir denuncias falsas, para enfrentar la parcialización mediática y para defender los principios del buen periodismo.






miércoles, 25 de mayo de 2011

Despidos en Frecuencia Latina

Cuatro periodistas fueron despedidos del programa Punto Final que se transmite los domingos por Frecuencia Latina (canal 2), en Perú. Se trata del productor periodístico Eduardo Posadas, y de los reporteros Renzo Madrid, José Carlos Tapia y Mabel Huertas.

El conductor Nicolás Lúcar sostiene que se trata de una reestructuración del programa que ahora buscará competir por el raiting con el espacio cómico El especial del Humor, que se transmite en el mismo horario por ATV (canal 9). "Cuando hacíamos Día D peleábamos el primer lugar y ahora que estamos haciendo Punto Final peleamos también el primer lugar, primero con Cuarto Poder (América Televisión) y ahora con el programa de Carlos Álvarez que es un buen programa. Volvemos al aire el 12 de junio después de las elecciones y lo haremos con un programa altamente competitivo para ganarle a Carlos que es un genio del humor”, dijo a elcomercio.pe

Lúcar asegura que no hay motivación política esta decisión y negó que tenga que ver con la coyuntura electoral. Mientras que su esposa Frances Crousillat, gerente de Tafi Producciones, (empresa que produce Punto Final) dijo a Terra.com.pe que "no es una cuestión de rating. El tema es que teníamos muchos reporteros y decidimos hacer los cambios necesarios".

Sin embargo, este hecho se ha producido en medio de una contienda electoral muy polarizada, con la mayoría de los medios abiertamente a favor de alguno de los dos candidatos -Keiko Fujimori y Ollanta Humala- a la presidencia de Perú. Postura mediática que en muchas ocasiones llega a la propaganda y a la desinformación.

Además, el sábado 21 y ayer martes 24, el diario La Primera publicó informes sobre el denominado Plan Sábana -una campaña mediatica para favorecer a Keiko Fujimori y destruir a Ollanta Humala- que involucra directamente a Frecuencia Latina. El artículo da cuenta de una reunión de los coordinadores del Plan Sábana a la que asistió el vidente Reinaldo Dos Santos, quien luego fue presentado en un programa de Frecuencia Latina donde vaticinó que la ganadora de las elecciones sería Keiko Fujimori.

Dentro de este panorama, el despido de los periodistas no está libre de dudas y suspicacias. Nicolás Lúcar ya ha sido cuestionado anteriormente por su falta de ética periodística y recientemente ha sido criticado por preparar una 'emboscada televisiva' a Ollanta Humala cuando lo entrevistó en su programa.

Aún no se han manifestado los afectados por esta decisión, pero las confrontaciones entre periodistas y sus medios por favorecer a determinado candidato -principalmente a Keiko Fujimori- son una constante en esta última etapa de la contienda electoral en Perú.