sábado, 2 de octubre de 2010

Tiempo de elecciones



Llevaba días siguiendo el tema de las elecciones municipales en Peru en las redes sociales, y hasta la noche anterior de la jornada electoral todo había estado dentro de lo esperado. Propaganda permanente de los candidatos y candidatas, de sus partidarios y de sus seguidores; confrontaciones sugestivas y divertidas; información directa de actividades; puntos de vista variados; y graciosos comentarios, sobre todo durante los debates municipales.

Sin embargo, la noche anterior a la elección, los rumores y comentarios sobre un posible fraude electoral comenzaron a circular en la red. Estos comentarios hicieron saltar el temor de que este proceso electoral que se percibía transparente en las urnas -a pesar de la actitud de campaña y guerra sucia que siempre asumen los medios de comunicación en las contiendas electorales en Perú- podría empañarse por la duda de que los resultados del domingo 3 de octubre no reflejasen la decisión de los votantes peruanos, y más específicamente de los limeños.

Los posts en las redes sociales que circulaban desde el sábado por la tarde me recordaron las elecciones presidenciales del año 2000, cuando los resultados a boca de urna dieron como ganador a Alejandro Toledo, y luego la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) 'corrigió' el error de las encuestadoras y anunció el triunfo de Alberto Fujimori. Las dudas del fraude electoral del 2000 jamás se despejaron y la sensación de una elección robada quedó marcada en los peruanos.

Esta vez, las dudas de un fraude se agudizan, además, con las declaraciones de la mañana del sábado del presidente Alan García cuando recomendó a los candidatos no dejarse llevar por los resultados a boca de urna porque “muchas veces los ciudadanos no dicen la verdad respecto a su voto, por lo que alguien puede celebrar demasiado pronto o el que, supuestamente pierde, podría denunciar fraude”.

Además, el artículo La última batalla, escrito por José Barba Caballero, que explica cómo se manejan los fraudes electorales, dejan abierta toda sospecha de que los peruanos podemos caer facilmente en la tentación de torcer los resultados reales de una elección.

Si las dudas continúan, los celulares y las redes sociales pueden ser un buen medio para exponer verdades visuales de las elecciones, como se ha hecho en elecciones conflictivas en otros países. Quizá ver fotos (que se pueden captar con cualquier celular) de las actas de los resultados expuestas en los lugares de votación nos daría una idea de cómo van las cosas en estas elecciones.

Los peruanos queremos elecciones limpias y una política que deje en el pasado los tiempos de temor y de falta de confianza en las instituciones dedicadas a hacer respetar la decisión de los votantes. Y también queremos que permanezca solo en el recuerdo los tiempos en que la democracia era una palabra vacía de contenido en la política peruana.